En la sociedad actual existe un gran interés, motivado sin duda por el legítimo deseo de disfrutar de una vida larga y sana, por la alimentación como vehículo de salud. Paralelamente, nos encontramos con una gran disponibilidad de alimentos y bebidas, no siempre de buen valor nutricional, junto a un incremento de mensajes publicitarios y de recomendaciones basadas en mitos y creencias irracionales en evidente contradicción con los conocimientos basados en la evidencia, confundiendo a la población que encuentra dificultades para distinguir recomendaciones válidas de consejos engañosos.

Enfermería es una profesión cuyo eje central es el cuidado de la salud. Es nuestra esencia y nuestra razón de ser y a través de los cuidados proporcionamos apoyo a las personas, a las familias y a la Comunidad. En este sentido, la práctica de la enfermería, integrada en la Salud Pública, “desarrolla la dirección, evaluación y prestación de los cuidados de enfermería orientados a la promoción, mantenimiento y recuperación de la salud, así como a la prevención de enfermedades y discapacidad.”

Del mismo modo, Florence Nightingale, una autora clásica con gran influencia en la Enfermería moderna, considera la alimentación un cuidado básico y un requisito universal, necesarios para mantener la salud y la calidad de vida. De ahí que las enfermeras sean responsables de los cuidados nutricionales en todas las etapas del proceso de atención a las personas.

El entorno de la Atención Primaria es un lugar privilegiado para trabajar en la prevención y promoción de la salud, orientada a la población general. Este concepto, nacido de la Declaración de Ottawa de 1986 y promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se define como “la capacitación de la población para aumentar el control sobre su propia salud y mejorarla”. En este sentido, la alfabetización en salud es un concepto multidimensional que hace referencia al conocimiento, la motivación y las habilidades de las personas para obtener, procesar, comprender y utilizar la información de salud para adoptar comportamientos que mejoren la salud y el bienestar con el fin de alcanzar un estilo de vida más saludable, y también más sostenible. La OMS considera a la enfermera el vínculo más sólido entre el sistema de salud y las personas. De ahí que el entrenamiento en autocuidados que proveen las enfermeras sea el componente fundamental de la alfabetización en salud. Existe evidencia que los ciudadanos con mayor alfabetización en salud alcanzan un papel más activo ante sus problemas de salud.

Asimismo, la OMS definió en 2003 la adherencia como «el grado en el que la conducta de un paciente, en relación con la toma de medicación, el seguimiento de una dieta o la modificación de hábitos de vida se corresponde con las recomendaciones acordadas con el profesional sanitario».

El mejor abordaje para conseguir la adherencia es la educación para la salud, a través de aproximaciones didácticas lideradas por enfermeras, como queda reflejado en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias. La Educación para la Salud (EpS) se orienta a que el paciente adopte voluntariamente una actitud positiva sobre su enfermedad y sobre el tratamiento, la dieta y los cambios necesarios en su estilo de vida hasta conseguir la adherencia. Para que la EpS sea eficaz, tiene que reunir dos aspectos muy ligados entre sí: el acompañamiento y el adiestramiento, ambos referentes competenciales de las enfermeras que participan en el diseño de políticas y estrategias que influyen en el grado de alfabetización de la ciudadanía.

El entorno de la Atención Primaria es un lugar privilegiado para trabajar en la prevención y promoción de la salud

En el sistema de salud, basado en la atención primaria de salud, la consulta de enfermería es la puerta de entrada a dicho sistema de salud y mediante sus actividades de prevención y promoción desde una perspectiva integral, integrada e integradora hacia las personas, las familias y la comunidad, representa el primer nivel de aplicación de cuidados en general, y cuidados nutricionales en particular, dirigidos a mejorar los hábitos alimentarios y de actividad física de la población. En el modelo actual de atención sociosanitaria centrado en la persona y enfocado a la promoción de hábitos de vida saludables y a la prevención de enfermedades, la alfabetización en salud se convierte en un aspecto imprescindible para conseguir la adherencia.

Actualmente, nadie duda que «comer sano» o «alimentarse bien» tiene una gran influencia, tanto positiva como negativa, en la salud y en la calidad de vida, y constituye un factor determinante del estado de salud de la población, así como en la prevención de enfermedades no transmisibles (ENTs). Según la OMS, la carga de enfermedades crónicas está aumentando exponencialmente en todo el mundo y representa la principal causa de muerte. Entre los factores que favorecen la aparición de estas enfermedades, más de la mitad están relacionados con la alimentación. Y lo que es más importante, los ajustes alimentarios no sólo influyen en la salud del momento, sino que pueden determinar que un individuo padezca o no determinados problemas de salud como cáncer, enfermedad cardiovascular y/o diabetes en etapas posteriores. Sin embargo y a pesar de los conocimientos que tiene la población cada vez existe una menor adherencia a la alimentación saludable.

La habilidad para elegir una alimentación saludable y sostenible es algo que ha de aprenderse, sobre todo en el momento actual, en el que las recomendaciones alimentarias son numerosas y a veces, contradictorias y poco claras. Sin embargo, las campañas educativas institucionales junto con los programas de divulgación no son suficientes para impulsar la educación nutricional en los ciudadanos. Es sabido que la mera información no es suficiente para modificar los comportamientos de las personas, pues saber lo que se debe hacer no significa llevarlo a cabo.

La modificación de conducta hacia hábitos alimentarios orientados a la salud requiere, por una parte, la interiorización de lo aprendido y por otra, la motivación para querer hacerlo. Las intervenciones educativas deben facilitar un acercamiento a la situación particular de cada persona, con sus características sociales, culturales y ambientales, para transmitir conocimientos y facilitar herramientas motivacionales, necesarias para adquirir habilidades de forma que sea más fácil conseguir que las actitudes se transformen en conductas. En este sentido la investigación sugiere que las enfermeras trabajan desde un punto de vista holístico que agrupa actividades de acompañamiento y adiestramiento, dirigidas a individuos y/o familias para que puedan tomar decisiones de salud con una base teórica orientada a la persona.

En definitiva, las enfermeras, líderes en cuidados, son los profesionales de referencia para que los pacientes asuman un papel más activo en el cuidado de su salud y de su enfermedad, y están preparadas para diseñar planes de cuidado nutricional orientados a entrenar /educar, a fomentar el autocuidado y, sobre todo, con capacidad de acercamiento a los problemas nutricionales del paciente/familia.

Referencias

Juvinyà-Canal D. Alfabetización en salud en la comunidad. Innovación educativa; 2021 (31).

Cartera de Servicios Estandarizados de Atención Primaria de Madrid. 6th ed. Madrid: Gerencia Asistencial Atención Primaria; 2018.

Cobo Sánchez JL. Alfabetización en salud y cuidados: mucho más que educar en salud. Metas Enferm jun 2019; 22(5):3

Segura A. Promoción de la salud y responsabilidad de los profesionales. Aten Primaria. 2007; 39(6):285-90.

Paulín García C, Magdalena Gallegos-Torres R. El papel del personal de enfermería en la educación para la salud. Horiz Enferm. 2019; 30 (3):271-285

 

Carmen Martín Salinas es enfermera. Presidenta y cofundadora de ADENYD (Asociación de Enfermeras de Nutrición y Dietética). Profesionalmente, se ha desarrollado como profesora del Departamento de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (jubilada actualmente). Tras la realización de un Máster Oficial en Docencia Universitaria, su trayectoria académica ha estado orientada, fundamentalmente a la innovación docente, sobre todo en el área de los cuidados nutricionales.

En su trayectoria de más de 30 años como docente destaca la participación en varios proyectos de innovación educativa (propios y como colaborador), la presentación de trabajos en congresos nacionales e internacionales y la publicación de más de 50 artículos en revistas científicas, tanto relacionadas con los cuidados nutricionales como con la metodología docente. Con el desarrollo de la formación on line, ha dirigido y participado en varios cursos de cuidados nutricionales en los últimos años.

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