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Miguel Ángel Lurueña es doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos e ingeniero técnico agrícola con especialización en Industrias Agrarias y Alimentarias. Pero, sobre todo, es divulgador científico con el nombre de Gominolas de Petróleo. Tras lograr un gran impacto con su blog, saltó a redes sociales y a medios de comunicación. Además, ha publicado dos libros: Que no te líen con la comida y Del Ultramarinos al Hipermercado, que acaba de aparecer y en el que analiza cómo ha cambiado, en los últimos cuarenta años, nuestra relación con la comida. “He intentado escribir sobre alimentos de un modo que se sale de lo habitual, más cercano y novelado y con pinceladas de humor. La acogida está siendo muy buena”, explica.

En su opinión, los cambios en estas cuatro décadas han sido notables. El primero que destaca es el de la oferta de alimentos “que está a años luz de la que disponíamos antes, con alimentos muy básicos. Y pocos de ellos eran superfluos. Hoy, se ha dado la vuelta a la tortilla y abundan más estos últimos”.

Este cambio en la oferta ha llevado aparejado el cambio en la manera de hacer la compra. “Los alimentos se han convertido más en productos de compra y venta que en una forma de alimentarse. Al final, se promocionan con estrategias de marketing similares a las de un colchón o un perfume. Pero también han cambiado otras muchas cosas: las mujeres eran las que se dedicaban a comprar y a cocinar en cada hogar y, ahora, ese papel está más diluido, aunque en muchas ocasiones ellas lo siguen realizando. Pero la estructura de la sociedad ha cambiado mucho y eso ha influido en la manera en la que compramos y nos alimentamos”, recalca.

Los avances en la ciencia de la tecnología de los alimentos es otro ámbito en el que los cambios son evidentes. Lurueña destaca que, de este modo, ahora podemos alimentarnos sin la necesidad de cocinar. “Ahora tenemos alimentos mucho más seguros que antes y más fáciles de preparar, con lo que cocinar es una elección, en muchas ocasiones”, recuerda.

Más información y educación

La información y la educación en los colegios son dos campos en los que insiste que la ciudadanía debe estar formada. Pero considera que no es suficiente “porque no basta con educar en los colegios, también debe educarse en casa sobre qué es saludable o no y también en hábitos de consumo. Y crear unos entornos saludables, porque en nuestra alimentación también influye lo que nos rodea: sabemos qué alimentos no son saludables y los consumimos en cantidades no recomendadas. Y, en parte, es por este ambiente que nos rodea y que nos dificulta poder elegir de manera adecuada, porque tenemos alimentos muy baratos y muy disponibles a todas horas y en todas partes, que son muy atractivos”.

Una de sus principales críticas se centra en los fallos de la legislación, especialmente en las declaraciones de salud en las etiquetas que de momento no se ha hecho.

La estructura de la sociedad ha cambiado mucho y eso ha influido en la manera en la que compramos y nos alimentamos

Contra los bulos

Pero quizá el aspecto que más le preocupa es la pandemia de bulos en redes sociales relacionados con la alimentación y la nutrición. “A veces, es muy frustrante: ves a influencers, con millones de seguidores, que publican barbaridades tremendas. Y poco hay que hacer, porque no contamos con las mismas herramientas, tenemos muchos menos seguidores y divulgamos una información que llama menos la atención que la falsa. La realidad no suele ser contundente”, advierte.

Entre los miles de bulos que le han llamado la atención, elige uno reciente: que tomar vinagre de manzana en ayunas es bueno para la salud. Entre los clásicos, que tomar agua con limón cura el cáncer “lo que es una barbaridad. O los test múltiples de intolerancias alimentarias, que son caros y no son efectivos”. De hecho, su nombre en redes proviene de un mito de los años 80, cuando se aseguraba que las gominolas estaban hechas con petróleo. “También había otros mitos ‘clásicos’ de la época, como que si te tragabas un chicle se te pegaba a las tripas o si no te bebías el zumo recién exprimido se le iban las vitaminas”, añade.

¿Es caro comer bien?

Otra idea en la que insiste es que comer bien no es tan caro. Y, a la vez, que comer bien “tampoco es tan fácil. El dinero es un tema sensible, sobre todo ahora que los precios han subido tanto. Pero quiero recalcar que, para alimentarse de forma adecuada, no es necesario gastarse un dinero extraordinario acudiendo a alimentos extraordinariamente caros, como los denominados súper-alimentos. O a las frutas exóticas. Podemos seguir una dieta saludable con alimentos asequibles que se han comido siempre, como las frutas, las verduras, las legumbres y las hortalizas. Que, de hecho, son las que deberíamos priorizar en nuestra dieta”.

Pero, según su criterio, comer bien no es tan fácil ni es solo cuestión de dinero, “que también influye. El nivel socio-económico tiene un papel relevante: dónde vivimos, qué trabajo tenemos, el tiempo que tenemos para comer y para pensar qué vamos a cocinar (si es que tenemos tiempo para hacerlo) … Es más fácil alimentarte de manera saludable si vives en una casa con piscina y tienes cocinero que si vives en el extrarradio y tardas dos horas en llegar a trabajar”.

Ahora tenemos alimentos mucho más seguros que antes y más fáciles de preparar, con lo que cocinar es una elección, en muchas ocasiones

El etiquetado de los alimentos tampoco ayuda, aunque subraya que el etiquetado obligatorio, con listado de ingredientes e información nutricional “ha mejorado. Pero la información voluntaria, que es lo que más ocupa en el envase, nos sigue despistando mucho, porque hay muchas lagunas legales y muchos trucos para sortear la legislación, como los reclamos de ‘100% natural’, ‘sin aditivos’ o ‘casero’, que no están regulados”.

Seguridad alimentaria, gran avance

Entre los aspectos positivos que se han logrado en estos 40 años, recalca que la seguridad alimentaria es el más destacado. “Hemos mejorado muchísimo en control y en legislación. Comemos de forma más segura que antes a pesar de que, paradójicamente, ahora hay más miedo que antes, cuando apenas había controles. El motivo es que hoy hay más información y somos más conscientes de lo que hacemos: los casos son más puntuales y, por eso, llaman la atención. Por otro lado, cada vez nos preocupamos más por lo que comemos -no solo desde el punto de vista de la salud- sino que nos preocupan otros aspectos, como el impacto ambiental o el origen de los alimentos”.

Respecto al futuro, considera que llegará la carne cultivada. “No sé cuándo, pero llegará en algún momento. Y habrá que ver qué acogida tiene”, pronostica. También cree que veremos a medio plazo a los insectos como parte de nuestra dieta “y también veremos qué acogida tienen”. Y cree que veremos nuevos alimentos y cultivos.

“Tendremos también problemas asociados con el cambio climático, con una menor cantidad de alimentos debida a los fenómenos adversos y un encarecimiento de los productos, como ya estamos viendo. Esto no solo compromete la disponibilidad de los alimentos, sino su seguridad”, advierte.

Podemos seguir una dieta saludable con alimentos asequibles que se han comido siempre, como las frutas, las verduras, las legumbres y las hortalizas

Miguel Ángel Lurueña (Béjar, 1978) es doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos e ingeniero técnico agrícola con especialización en Industrias Agrarias y Alimentarias. Trabajó como docente e investigador en la Universidad de Salamanca y como consultor independiente para empresas alimentarias. En la actualidad se dedica principalmente a la divulgación científica. Autor desde 2011 del blog Gominolas de petróleo, pionero y referente en español en la divulgación sobre alimentos, colabora en diferentes medios de comunicación, como El PaísConsumerLecturasMía, Radio Nacional de España, Cadena SER, Radio del Principado de Asturias y Maldita.es. Es profesor de varios cursos universitarios y de posgrado y miembro fundador de la Asociación de Divulgación Científica de Asturias. En 2021 publicó en Ediciones Destino Que no te líen con la comida, su primer libro de divulgación. Del ultramarinos al hipermercado es su último libro y fue publicado también por Destino en noviembre de 2023.

Javier Granda Revilla es periodista freelance especializado en salud con 25 años de experiencia. Colabora con El Mundo, Diario Médico, La Razón, Muy Interesante, El Confidencial y Forbes, entre otros medios. Es vicepresidente de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS), institución que agrupa a más de 600 comunicadores de salud, que le concedieron el Primer Premio a la Mejor Labor de Comunicación. Es también miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica y de Comunica Biotec. En 2021 fue premiado por la Sociedad Española de Hematología y Hemostasia por un reportaje publicado en Diario Médico.