“La leche que se produce en España y en la UE goza de muy buena reputación. No en vano, los estrictos métodos de producción y transformación existentes en la UE son de los más exigentes del mundo” explica Ernesto Castro, presidente de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) quien nos habla en esta entrevista de la transformación del sector lácteo hacia un nuevo modelo productivo.
“Además, si nos focalizamos en la percepción de los consumidores extranjeros, el auge de la gastronomía española durante los últimos años está posibilitando que los quesos de nuestro país sean muy apreciados en el exterior, sobre todo, los de oveja y mezcla de pasta prensada”, añade Castro.
En cuanto al futuro, el presidente de FeNIL adelanta que el principal objetivo a largo plazo es “garantizar que la población tenga acceso a alimentos esenciales -como son la leche y los derivados lácteos-, al mismo tiempo que competimos en los mercados internacionales e impulsamos el crecimiento sostenible de la industria láctea. Aunque el mercado de la leche puede considerarse maduro, nos encontramos en una etapa de transformación hacia un nuevo modelo productivo. Por tanto, el desafío radica en hacer que nuestro sector sea atractivo y rentable en un mercado altamente competitivo. Por esta razón es fundamental crear un entorno favorable que brinde seguridad y certidumbre a los operadores, permitiéndoles adaptar su producción de manera óptima y fomentando la inversión”.
“Frente a los falsos mitos seguimos trabajando para hacer visible la aportación nutricional de los lácteos”
Articula la España Vacía
“El hecho de que las vacas, las ovejas y las cabras se tengan que cuidar y ordeñar a diario implica que los ganaderos tengan que habitar el medio rural. Las cisternas de recogida pasan también a diario por las granjas, creando una red capilar que articula el territorio y mantiene vivas las zonas rurales en riesgo de despoblación”, destaca el presidente de FeNIL.
Además, como recalca, los centros de recogida y transformación de leche “suelen ubicarse cerca de las zonas de producción. Esto implica que, en muchos casos, sean los principales centros de trabajo tecnificado en muchas regiones de nuestro país. En definitiva, el sector lácteo es uno de los sectores que más contribuye a combatir la despoblación, de ahí que tenga un carácter estratégico, no solo desde un punto de vista económico, sino también social”.
En el año 2023, la producción de leche de todas las especies a nivel mundial fue de unos 968 millones de toneladas, de las cuales 785 fueron de leche de vaca (el resto corresponde a otros animales, como la oveja, cabra, búfala y camella, entre otros). En leche de vaca, España es el séptimo país productor de la UE, por detrás de Alemania, Francia, Holanda, Italia, Polonia e Irlanda. En cuanto a la leche de oveja y cabra, nuestro país es uno de los principales países productores de la UE, ocupando las posiciones segunda o tercera, puesto que varía cada año.
“La industria láctea emplea a más de 30.000 personas, un 8,5% del empleo del conjunto del sector agroalimentario”
Contra los falsos mitos
Castro insiste en seguir destacando el valor nutricional de los lácteos “frente a los falsos mitos que, a veces, rodean a su consumo. Por ello, desde la interprofesional láctea (InLac), seguimos trabajando para hacer visible esta aportación nutricional e invitar a los consumidores a tomar tres raciones de alimentos lácteos al día, tal y como recomiendan las autoridades sanitarias y de nutrición”.
Sistema alimentario productivo
La cadena de producción, transformación y comercialización del sector lácteo (vacuno, ovino y caprino) es de gran relevancia en el marco del panorama agroalimentario español. Así lo muestran las cifras, con una facturación próxima a los 13.000 millones de euros al año, dando empleo directo a más de 60.000 personas.
Por su parte, el eslabón industrial de la cadena láctea genera, en términos de volumen de negocio, más de 9.500 millones de euros al año, lo que representa aproximadamente un 2% de la producción industrial de todo el país. En lo que a puestos de trabajo se refiere, son más de 30.000 personas las empleadas por la industria láctea, es decir, un 8,5% del empleo del conjunto del sector agroalimentario.
Los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación indican que en España hay unos 17.000 ganaderos y ganaderas activos. De esta cantidad, unos 10.300 se dedican al vacuno de leche (60%), 4.000 al caprino de leche (24%) y 2.700 al ovino de leche (16%). Las explotaciones ganaderas españolas se encuentran concentradas en determinados territorios: la leche de vaca en la cornisa cantábrica; la leche de oveja en las dos Castillas y la leche de cabra en Andalucía, Murcia y Extremadura.
“Los estándares de producción europeos son de los más exigentes del mundo y, por tanto, de los más respetuosos con el medio ambiente”
Necesidad de relevo
En este sentido, considera que otro de los principales desafíos futuros radica en la necesidad de adaptar la actividad ganadera “desde modelos más informales hacia modelos más empresariales y determinar el tamaño y el modelo productivo más adecuado para cada situación. Modelos que no solo sean rentables, sino que también generen empleo y promuevan una vida socio-económica próspera en las zonas rurales equiparable a otros sectores, impulsados por un marco regulatorio favorable. Por ello, la facilitación del relevo generacional es una cuestión prioritaria para nuestro sector.
Esta falta de relevo generacional en la actividad ganadera, desde su punto de vista, “podría suponer una disminución significativa en la producción de leche española y, por tanto, una mayor dependencia de los mercados exteriores. En este sentido, es realmente importante que el medio rural cuente con infraestructuras y servicios adecuados para que las personas que vivan en estas zonas puedan hacerlo con unas condiciones de vida equivalentes a las que existen en los entornos urbanos”.
“Además, en un mercado abierto como el que nos encontramos, sigue siendo un factor clave tener un sector lácteo competitivo frente a los productores lácteos del norte de Europa que, con sus clásicos excedentes de producción de queso, siguen usando el mercado español como drenaje para mantener ciertos niveles de precios en sus mercados, advierte.
“Finalmente -prosigue- la adaptación a los estándares medioambientales y a una legislación cada vez más estricta, y en ocasiones, inoportuna, está requiriendo inversiones adicionales en tecnología y procesos a lo largo de toda la cadena, lo que impacta en los costes de producción y en la rentabilidad del sector. Sin duda alguna, el sector debe afrontar nuevos retos a nivel medioambiental. Pero, no por ello, hay que dejar de destacar todo lo que ya se ha hecho y recordar que los estándares de producción europeos son de los más exigentes del mundo y, por tanto, de los más respetuosos con el medio ambiente”.
Ernesto Castro es graduado en Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales por ICADE-Universidad Pontificia Comillas y cuenta también con un Máster en Desarrollo Directivo de la Escuela Autónoma de Dirección de Empresas (EADE). Cuenta con más de 35 años de experiencia en el sector lácteo, donde ha ocupado diversos cargos de responsabilidad en Industrias Lácteas Asturianas, compañía en la que liderado los departamentos de Administración, Comercial y Financiero. Durante los últimos cuatro años desempeña el cargo de director general de la compañía asturiana. Desde el pasado mes de mayo preside la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL).
Javier Granda Revilla es periodista freelance especializado en salud con más de 25 años de experiencia. Colabora con El Confidencial, Demócrata, La Razón, El Médico Interactivo y Muy Interesante, entre otros medios. Es vicepresidente de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS), institución que agrupa a más de 600 comunicadores de salud, que le concedieron el Primer Premio a la Mejor Labor de Comunicación.
