“La inocuidad de los alimentos es un asunto de todos”. Este es el slogan elegido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para celebrar el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos que se celebra cada 7 de junio desde hace cinco años. Además, en esta edición se hace énfasis en que las normas alimentarias salvan vidas. Por este motivo es imprescindible explicar a los profesionales de la salud y a los consumidores que las normas alimentarias son un pilar elemental de la gestión del riesgo. Junto con la determinación y la comunicación del riesgo, las normas alimentarias -dentro del análisis del riesgo en la seguridad alimentaria- ayudan en primer lugar a salvar vidas y en segundo lugar a dar seguridad jurídica y reordenar el mercado. .

Han pasado 21 años desde que en 2002 en la Unión Europea se aprobó el Reglamento 17892/2002, que posibilitó que se considere al territorio de la Unión Europea el de mayor nivel de seguridad alimentaria a nivel mundial. En este espacio se incluyen también países como Islandia, Suiza o Noruega por similitud en la gestión del análisis del riesgo.

Uno de los grandes avances y éxitos, sin lugar a dudas, fue separar a partir de ese año, la determinación del riesgo, evidencia científica gestionada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria de la gestión del riesgo que la tienen que desarrollar principalmente las instituciones europeas: Consejo Europeo, Comisión Europea, Parlamento y los Gobiernos de los Estados Miembros (EEMM), sector productor agroalimentario primario, empresas alimentarias (tanto de la transformación como de la distribución como tienda de barrio como restauración) y consumidores, sobre todo porque es básico mantener y garantizar la inocuidad de la granja a la mesa y con una visión o enfoque de una sola salud.

Los mensajes clave aprobados para este año por la FAO/OMS son:

No existe seguridad alimentaria sin inocuidad de los alimentos

La inocuidad de los alimentos es una parte esencial de la seguridad alimentaria. Solo cuando un alimento es inocuo puede satisfacer las necesidades nutricionales y ayudar a los adultos a mantener una vida activa y sana y a los niños a crecer y desarrollarse.

La inocuidad de los alimentos repercute directamente en la salud

Los alimentos inocuos permiten la ingesta de nutrientes y promueven el desarrollo humano a largo plazo y el logro de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La inocuidad alimentaria es una responsabilidad compartida, que concierne a toda la cadena de suministro, desde los productores hasta los consumidores. En este contexto, la mayoría de las enfermedades transmitidas por los alimentos son evitables con una manipulación de los alimentos y una educación adecuadas en todos los niveles.

La ciencia es clave para llevar a cabo una gestión adecuada de la inocuidad alimentaria

El seguimiento, la vigilancia y otras actividades de recopilación de datos, seguidos de su evaluación junto con una investigación científica, garantizan que tengamos los conocimientos y la información para elaborar el asesoramiento científico de expertos necesario a fin de mantener la inocuidad de los alimentos a pesar de los cambios en el entorno productivo, la tecnología de elaboración y los hábitos de los consumidores.

La inocuidad de los alimentos tiene efectos positivos en las economías y los medios de vida

Velando porque sus productos cumplan las normas alimentarias, los productores y los comerciantes de alimentos se ganan la confianza de su mercado y aseguran sus ingresos. La presencia de alimentos nocivos en el comercio puede llevar a prohibiciones de las exportaciones y arruinar negocios, pero los gobiernos pueden ayudar a proteger los medios de vida de los trabajadores del sector alimentario estableciendo un sistema sólido de control alimentario y aplicando estrictos controles de las exportaciones.

Las normas alimentarias ayudan a los productores

La aplicación de normas, directrices y códigos de prácticas a lo largo de la cadena de suministro

alimentario garantiza que los alimentos sean inocuos y nutritivos cuando llegan a los consumidores, lo que contribuye a afirmar la confianza de estos. Tanto los gobiernos como los productores, los elaboradores y los minoristas son importantes para velar por el cumplimiento de las normas alimentarias. Las normas internacionales de inocuidad de los alimentos del Codex Alimentarius promueven prácticas leales en el comercio internacional.

Las normas alimentarias se fundamentan en la ciencia

Las normas alimentarias ayudan a garantizar la inocuidad de los alimentos. Se establecen siguiendo el asesoramiento de expertos como, por citar algunos, bromatólogos, microbiólogos, veterinarios, médicos y toxicólogos, que proporcionan asesoramiento a los encargados de formular las políticas sobre qué prácticas de producción, elaboración, manipulación y preparación de los alimentos son necesarias para hacer que sean inocuos.

Todas las personas son gestores de riesgos

Todas las personas evalúan riesgos de inocuidad de los alimentos como parte de sus opciones diarias. Estas elecciones las realizan, de forma individual, las personas, y colectivamente, las familias, las comunidades, las empresas y los gobiernos.

Referencia:

FAO/OMS. Guía para el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos. 2023. Disponible en: https://www.who.int/es/publications/i/item/WHO-HEP-NFS-AFS-2023.6

Dr. Rafael Urrialde  es experto en alimentación, seguridad alimentaria, nutrición, sostenibilidad y salud. Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), es técnico especialista en Ciencias Ambientales por la misma universidad y Postgrado en Nutrición por la Universidad de Granada. En la actualidad es Profesor Asociado en la Unidad de Fisiología Vegetal del Departamento de Genética, Fisiología y Microbiología en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UCM y Profesor Asociado del Área de Nutrición y Bromatología del Departamento de Ciencias Farmacéuticas y de la Salud de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo CEU de Madrid. Es académico correspondiente de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), miembro del Comité Científico de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y presidente de la Comisión Científica de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED). Su trayectoria profesional anterior incluye su paso por la Unión de Consumidores de España (UCE), la revista Ciudadano de la Fundación Ciudadano y distintas compañías de alimentación y bebidas. Además, es Vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ) y también pertenece a otras sociedades científicas en el ámbito de la alimentación, seguridad alimentaria, nutrición y dietética (SENC, AEND, SESAL y SEMED), al Patronato de la FEN y a la Asociación Andrés Laguna para la Promoción de las Ciencias de la Salud.

Retrato Rafa Urrialde MAYO22