Aruseros, el programa de la Sexta dirigido y presentado por Alfonso Arús, se ha convertido en una de las grandes sorpresas de las mañanas televisivas, superando en audiencia a clásicas como Ana Rosa Quintana o Susanna Griso. El meteorólogo Marc Redondo es una de las caras más conocidas del espacio y, en esta entrevista exclusiva para Kómoda News, detalla el origen de su vocación, su forma de trabajo y su preocupación ante la sequía y el cambio climático, entre otros temas.
Nacido en 1981 en Esplugas de Llobregat (Barcelona), Redondo descubrió su pasión por la meteorología de muy pequeño. “Mis padres me contaron que, cuando me daban una cámara para mis excursiones del colegio, siempre acababa haciendo fotos de las nubes, mientras que mis compañeros hacían fotos de los monumentos o entre ellos. Años más tarde sí recuerdo pedirle a mi abuela una pequeña estación meteorológica para mi cumpleaños. Cuando la tuve, cada mañana, antes de ir a clase, tomaba a la misma hora los datos de temperatura, presión y humedad en unas tablas que me hice a mano”.
Esta afición le encaminó al estudio de la física pero no le gustó: “acabé haciendo periodismo y me especialicé en comunicación científica”. Finalmente, se doctoró realizando un estudio sobre la comunicación del cambio climático en televisión, una línea de investigación que considera “muy interesante e importante para el futuro de todos”.
De niño, su referente era Alfred Rodríguez Picó, al que califica como “uno de los mejores presentadores del tiempo que ha pasado por TV3, en Catalunya. Él aparecía cuando en casa estábamos cenando. En ese momento, yo me levantaba de la mesa y hacía callar a mi familia para que me dejaran escuchar bien. Incluso llegué a grabarme sus previsiones en el video VHS y luego las reproducía y, a mano, escribía todo lo que había dicho. Me lo aprendía y, en una pared de casa, hacía ver que presentaba yo el tiempo. Ahora, tengo la suerte de tener como compañeros de profesión a algunas de las personas que tuve de referente. E, incluso, he podido tomarme cañas con ellos. No hay nada más bonito que conocer a gente que admiras. Y, sobre todo, seguir aprendiendo, y que te digan que te ven y les gusta lo que haces. Representa una gran dosis de moral”.
Con dos décadas de experiencia en el ámbito de la divulgación meteorológica, piensa que las cosas “han cambiado mucho en poco tiempo. Por un lado, la tecnología actualmente nos permite hacer previsiones muy buenas y con gran detalle, además de tener a nuestra disposición paquetes gráficos que hacen que los mapas y las infografías sean atractivos para el espectador”.
Más espectacularidad y divulgación
Otro aspecto que opina que ha evolucionado “es la forma de presentar el tiempo. Si hace unos años se concentraban solo en dar la previsión, ahora los espacios meteorológicos se nutren de imágenes que se reciben de España y del resto del mundo, dando más espectacularidad. Y, a la vez, ayudando a divulgar los fenómenos que ocurren en la Tierra”.
Pero quizá uno de los campos que se ha modificado más en la ciudadanía es la percepción del cambio climático. En su caso, “sigue siendo la misma que desde que empecé. Pero sí que es cierto que cada vez me preocupa más, descubriendo el alcance que tiene no solo en el clima, sino en todo lo que nos rodea, como el nivel del mar, los incendios, los animales, las plantas… Como el cambio climático cada vez aparece más en los medios de comunicación, la sociedad es más consciente del problema al que nos enfrentamos, siempre y cuando esta divulgación se haga correctamente”. En su opinión, es muy positivo que, a los niños, en el colegio, les enseñen ya el cambio climático. “Es un gran paso”, recalca.
La crispación en redes es un gran motivo de preocupación. En un principio, era muy dialogante con los negacionistas del cambio climático que se ponían en contacto con él y le mostraban supuestas evidencias de que existe. E igual pasaba con los conspiranoicos que piensan que los aviones comerciales nos están fumigando.
“Entablaba largos intercambios de impresiones, mostrando pruebas y datos científicos que confirman que el cambio climático existe y que los aviones no nos rocían con sustancias, sino que sueltan una estela de vapor de agua que se congela formando esas líneas rectas. En ningún caso fui capaz de convencer a nadie. Ni mostrando datos, ni desacreditando fotos que eran un montaje, ni explicando el funcionamiento de la atmósfera conseguí hacerles cambiar de opinión. Algunos dejaban de contestar, otros pasaban al insulto y afortunadamente pocos, a la amenaza. Actualmente sigo contestando a todos lo que me se ponen en contacto conmigo y que tienen otra opinión, porque considero que es bueno hacerlo. Pero, cuando hay faltas de respeto, ya no lo hago. No me gusta bloquear, pero he tenido que hacerlo en algún caso”, explica.
“El futuro nos augura temperaturas cada vez más altas y déficit de lluvias, con el agravante de que posiblemente lloverá menos, pero con más fuerza y peligro”.
Mejorar la comprensión
Llama su atención que, estando en el año 2023 “y teniendo tanta facilidad de acceso a la información como tenemos, parece mentira que, a veces, queramos ponernos una venda en los ojos y no salir más allá de nuestras opiniones e ideas preconcebidas. Aunque también es cierto, tras la investigación que hice en mi tesis doctoral, que la manera en la que se comunica ciencia en televisión -que es el medio que más usa la población para informarse- no facilita mucho la comprensión por parte del espectador por muchos motivos, como el poco tiempo que se dispone y la propia dificultad de los estudios”.
Además, señala que se sigue dando demasiado peso a los negacionistas, “algo que hace mucho daño a la percepción pública del cambio climático”.
Una de las razones del éxito de Aruseros es la continua interconexión con la audiencia, que responde de manera inmediata cuando se le solicita imágenes o videos. Para Redondo, los espectadores del programa son “maravillosos y muy fieles”, ya que ayudan con sus aportaciones. “Recibimos cada día muchísimas imágenes y tenemos que hacer una selección. Intentamos que haya una representación de todas las comunidades, aunque no siempre es fácil. Cataluña y Comunidad Valenciana tienen una gran tradición y nos da mucha pena, pero la mayoría de las imágenes que nos mandan desde allí se quedan por emitir. En cambio, en otras regiones hay espectadores que ya forman parte de nuestra familia y que casi siempre salen”.
Desde su punto de vista, “siempre es una gran responsabilidad ser el meteorólogo de un programa. Porque, dependiendo de lo que tú digas, una persona puede llegar a cambiar sus planes. Si tu pronóstico indica lluvia, cogerá un paraguas. Si viene frío, se abrigará. Si hace calor, irá con ropa ligera. Pero hay momentos en los que incluso puedes llegar a salvarle la vida, como cuando hay riesgo de tormentas fuertes y riadas y desde la televisión no paramos de avisar de que la gente tenga sentido común y no se acerque a ríos y barrancos”.
¿Influye la audiencia en la rigurosidad? ¿Y determinados colectivos? Redondo es tajante y recalca que la seriedad que tienen los meteorólogos “es la misma sin depender el número de espectadores que tengamos. Por suerte todos nos dedicamos a algo que amamos y le ponemos muchísimo interés y horas, más de lo que la gente se imagina. Es cierto que hay sectores, como el turismo y la restauración, que dependen mucho de nuestras previsiones. Y, si damos un pronóstico de lluvia, puede tener un gran impacto en sus ingresos. Antiguamente sí había presiones, según cuentan mis compañeros. Pero, desde hace años, nuestros teléfonos móviles incluyen la previsión y se puede comprobar que, salvo excepciones, todas las previsiones suelen ir de la mano. Esto nos deja algo más respaldados”.
La situación de sequía en diferentes regiones españolas, como Cataluña, la vive “con preocupación. Recuerda algunos periodos de sequía. “Pero, como el de ahora, no”. Como señala, “vivimos en un país en el que no llueve bien. Es decir, la lluvia cae de forma muy desigual. Con los pantanos no es suficiente”. Como soluciones, propone mejorar la gestión del agua y optimizar su uso. “Tristemente, el futuro nos augura temperaturas cada vez más altas y déficit de lluvias, con el agravante de que posiblemente lloverá menos, pero con más fuerza y peligro”. advierte.
“Uno de los campos que se ha modificado más en la ciudadanía es la percepción del cambio climático”
¿Cómo es el trabajo de un meteorólogo?
“Como el programa comienza a las 7 de la mañana, el despertador suena a las 3:30h, muy temprano. Quizá demasiado (ríe) Hay que entrar pronto a la redacción para revisar el pronóstico, las imágenes que vamos a emitir en el programa y buscar últimas horas que se han producido durante la noche. También hay que pasar por maquillaje y peluquería, algo que no me gusta demasiado, pero que toca hacer. Durante las cuatro horas de directo, aparte de mis secciones del tiempo, voy buscando noticias que ocurren no solo en España, sino en el resto del mundo. Si son importantes, las emitimos pocos minutos después de que sucedan. Somos muy ágiles en este sentido. Aunque el programa acabe a las 11, durante todo el día estoy pendiente de las redes sociales, de las agencias de noticias y veo los informativos”, describe.
En cuanto a la previsión que se emite, “es totalmente propia. Consulto varios modelos meteorológicos para elaborarla. Y, con mi experiencia, elaboro el pronóstico. Siempre me gusta contrastar con agencias meteorológicas, como AEMET, en caso de duda con situaciones complicadas. Pero casi siempre las previsiones suelen ser parecidas”.
Su último reto, desde enero de 2022, es el dar clase a nuevas generaciones de periodistas y comunicadores en la Universidad Internacional de Cataluña. Desde su punto de vista, las nuevas generaciones están bien formadas y concienciadas frente al cambio climático.
“Ahora, más que nunca, tienen al alcance una gran información acerca del cambio climático. Y noto un gran compromiso en ellos. No ponen en duda lo que es, porque lo han ido estudiando desde pequeños. Y esto es una gran noticia porque dentro de poco tiempo serán ellos los encargados de trasladar toda esta información a la audiencia”, concluye.
Marc Redondo es doctor en Información y Comunicación por la Universidad de Barcelona, graduado en Periodismo por la Universidad Europea de Madrid, Máster en Comunicación Social de la Investigación Científica por la Universidad Internacional de Valencia, Máster en Cambio Climático y Desarrollo Sostenible por el Instituto de Investigaciones Ecológicas de Málaga y Máster en Administración y Dirección de Aeropuertos y Aerolíneas en Vértice Business School. Su carrera como hombre del tiempo comenzó en 2001 en Radio Estudi Esplugues, para pasar cuatro años después a Radio Espí. En enero de 2006 dio el salto a la televisión, formando parte del equipo de meteorólogos de Canal Méteo, en la plataforma Digital+. Posteriormente ha pasado por La Sexta Meteo en dos etapas, ha formado meteorólogos en Arabia Saudita, ha trabajado en Trece TV y, desde septiembre de 2019, es el encargado de la información meteorológica en el programa Aruseros de La Sexta. Es miembro de la Asociación de Comunicadores de Meteorología (ACOMET) y de la Associació Catalana d’Observadors Meteorològics (ACOM). Además, desde enero de 2017, colabora como meteorólogo en Meteored. Desde enero de 2022 es profesor de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC).
Javier Granda Revilla es periodista freelance especializado en salud con 25 años de experiencia. Colabora con El Mundo, Diario Médico, La Razón, Muy Interesante y Forbes, entre otros medios. Es vocal de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS), institución que agrupa a más de 600 comunicadores de salud, que le concedieron el Primer Premio a la Mejor Labor de Comunicación. Es también miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica y de Comunica Biotec. En 2021 fue premiado por la Sociedad Española de Hematología y Hemostasia por un reportaje publicado en Diario Médico.