La pandemia de la COVID-19 nos ha cambiado la vida. Hay verdades absolutas que pensábamos que eran de una manera y una simple y minúscula partícula que no es capaz de reproducirse por si sola, ha puesto sobre la mesa una serie de deficiencias, problemas y lagunas existentes en nuestro modelo sanitario tanto en España como en otros países.
Pero eso que tomó por sorpresa a casi todo el mundo, que hizo que se tomaran decisiones erróneas por simple desconocimiento en algunos casos o un populismo exagerado en otros, pudo haberse mitigado…
Para quienes piensan que a toro pasado es fácil opinar, contaré una historia.
Hay en Toronto una empresa emergente que lanzó la primera alerta sobre los riesgos de un desconocido virus que apareció en la ciudad china de Wuhan. ¿Cómo lo hizo? Con inteligencia artificial (IA) que “lee” 65 idiomas y busca unas 150 enfermedades potenciales y cuyo primer éxito fue en 2016 predecir la diseminación de una epidemia del virus zica desde Brasil hasta el sur de Florida. A una hora temprana del 31 de diciembre de 2019, el sistema encontró un artículo de prensa en idioma mandarín que mencionaba a 27 personas enfermas de neumonía y todas ellas relacionadas con un mercado de la ciudad de Wuhan. El virus aún no estaba identificado pero el algoritmo encontró dos expresiones clave: «neumonía» y «causa desconocida». A las 10 de la mañana de ese día, se envió la primera alerta a los clientes; la compañía Air Canadá procedió de inmediato a cancelar sus vuelos con la zona.
La empresa se llama BlueDot, y su propietario un médico infectólogo que, a partir de la epidemia anterior de SARS COV, desarrolló un algoritmo que hurga entre miles de noticias de prensa e informaciones de tráfico aéreo, como compras de billetes, para detectar y monitorear la diseminación de enfermedades infecciosas y que incluyen un equipo de médicos, veterinarios, epidemiólogos, analistas de datos y desarrolladores de programas.
Imaginar que el futuro de la salud y la prevención de enfermedades estará muy ligado a la IA es difícilmente cuestionable (…) Ese es el futuro. No hay duda de ello.
Cada 15 minutos el algoritmo revisa informes oficiales, foros profesionales y servicios de noticias en busca de palabras clave y frases.
La máquina busca “las agujas en el pajar” y las presenta a expertos humanos. Estos las revisan e indican a la máquina si esa información corresponde a una amenaza real y creíble. Si parece serlo, la información pasa a un banco de datos que analiza el lugar del brote, aeropuertos cercanos e itinerarios de aviones comerciales de todo el mundo. También se toman en cuenta datos del clima, bancos de datos de sistemas nacionales de salud e incluso la presencia de mosquitos o cualquier tipo de animal que transmite enfermedades.
Una vez completado el análisis, BlueDot envía alertas a sus clientes; el objetivo es que las autoridades puedan prepararse para lo peor: un gran brote de una enfermedad.
Además, el sistema pronosticó correctamente, al analizar cuántos vuelos diarios salían desde la ciudad de origen del virus al resto de ciudades del mundo, en qué otras zonas podían con mayor probabilidad, darse los siguientes casos y, con esa información se pudieron haber tomado las medidas pertinentes para detener la propagación.
Por tanto, imaginar que el futuro de la salud y la prevención de enfermedades estará muy ligado a la realidad digital, a la IA, es difícilmente cuestionable.
Pero hay un tema espinoso que no puede ser olvidado. La ciberseguridad y la consiguiente ciberdelincuencia asociada a ella. Los expedientes médicos figuran entre los datos que más se roban en el mundo. Se estima que la información médica tiene un valor de 10 a 20 veces más en el mercado negro y en la internet profunda, que los datos de las tarjetas de crédito debido a su potencial para el fraude, el robo de identidad y el abuso.
Los usos maliciosos del malware también siguen siendo un problema crítico: la industria de la salud es cuatro veces más propensa a ser afectada
Para empeorar las cosas, algunas veces pueden pasar años antes de que uno se dé cuenta de que algo anda mal a ese respecto. Como comentó John Chambers, el Presidente de Cisco Technologies, “existen dos tipos de compañías: aquellas que han sido atacadas, y aquellas que aún no lo saben”.
Los usos maliciosos del malware también siguen siendo un problema crítico: la industria de la salud es cuatro veces más propensa a ser afectada por el malware avanzado que cualquier otra industria, como los hospitales que son el principal objetivo de los ataques de “ransomware”, en los que los hackers bloquean partes del sistema de la organización y piden un rescate para liberarlas.
O como investigadores de seguridad descubrieron recientemente miles de dispositivos médicos que podían ser susceptibles de ataques en línea. Los ataques a los componentes de IoT, incluyendo sistemas operativos, dispositivos integrados y la tecnología de consumo, se dispararon casi 250 por ciento el año pasado.
Pero vamos a ser positivos. También la IA ofrece cosas muy buenas.
- Tecnología que permite a un médico ensayar diferentes tratamientos o intervenciones, teniendo en cuenta miles de variantes y sin poner en riesgo la vida del paciente.
- Tecnologia capaz de predecir cuando un equipo médico va a necesitar mantenimiento, evitando de esta forma cancelaciones en las citas.
- Tecnología que permite a los profesionales de la salud crear versiones digitales de partes de un cuerpo con las que puedan predecir enfermedades o probar tratamientos, sin ningún inconveniente o riesgo para usted. Y esto ya existe y está en desarrollo. Se trata de los gemelos digitales, un concepto que surgió cuando un grupo de científicos de la Universidad de Michigan, empezó a investigar la posibilidad de crear representaciones digitales de sistemas físicos que tuvieran entidad por sí mismas. En pocas palabras, el digital twin es una técnica que crea en un potente ordenador una réplica virtual de una entidad del mundo real. Un avión, una fábrica, una persona…
Esta tecnología permite avanzar en terapias personalizadas e integrar la información de otros pacientes para aumentar el porcentaje de éxito de la terapia y reducir costes sanitarios, hacer estudios genómicos, análisis del metabolismo, nuevos medicamentos para el tratamiento del cáncer… Ese es el futuro. No hay duda de ello.
José Ramón Calvo Fernández es Licenciado en Medicina por la Universidad de Córdoba. Doctor Cum Laude en Salud Pública por la Universidad de Córdoba. Médico Especialista en Puericultura-Pediatría. Catedrático Titular de Educación para la Salud, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria durante el periodo 1991-2019. Actualmente es Presidente del Instituto de Relaciones Internacionales de la Real Academia Europea de Doctores Europeo y Asesor Estratégico Barcelona Supercomputing Center. Ha sido Director Ejecutivo de la Oficina Española del Centro Internacional para las Migraciones, la Salud y el Desarrollo desde 2009 hasta 2016. Fundador y Director del Proyecto “El Barco de la Excelencia”. Director Ejecutivo de la Fundación Excelencia (2011-2016) y Fundador y Director del Campus de Excelencia (2005-2009) y Fundador y Director del Foro de Excelencia (2015-2016). Director Médico para España y Portugal Mead Johnson-Bristol Myers Pharmaceuticals.
Ha trabajado en áreas significativas como el Control del Tabaco y Dejar de Fumar. Educación para la Salud en Adolescentes y Niños Salud, Medio Ambiente y Cambio Climático Estilos de Vida y Educación para la Salud. Técnicas de comunicación audiovisual y técnicas para hablar en público.
Ha sido director de 16 tesis doctorales, más de 100 Trabajos Fin de Máster. Director de un Máster en Educación para la Salud y también Director de un Máster en Pediatría Social ambos en la en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Director del Máster en Control del Tabaco de la ULPGC. Profesor del Máster en Control del Tabaco en línea—Universidad de Sevilla
12 libros como autor, coautor o editor. 60 publicaciones en revistas nacionales e internacionales Editor principal y coautor de “La Gran Pausa. Gramática de una Pandemia» – Ed. Malpaso 2020