En un mundo en el que el número de personas afectadas por el hambre ha aumentado y en el que cada día se pierden o desperdician toneladas de alimentos comestibles, es fundamental reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y bebidas.

Cada 29 de septiembre, y desde hace tres años, se celebra El Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, una oportunidad para hacer un llamamiento a la acción tanto al sector público como al privado, con la finalidad de establecer prioridades entre las medidas y avanzar con la innovación para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y bebidas.

Según el índice de desperdicio de alimentos 2021 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año se desaprovechan 931 millones de toneladas de alimentos, un 17 % del total de alimentos disponibles para los consumidores. Los hogares generan más de la mitad del desperdicio total y nosotros, como consumidores, podemos tener un impacto directo prestando atención a nuestro propio comportamiento.

Las frutas y verduras frescas generan casi el 50 % de los desperdicios alimentarios generados por los hogares de la Unión Europea, lo que equivale a 35 kilos de frutas y verduras desperdiciadas por persona al año. Cuando terminan en la basura, no solo desperdiciamos valiosos recursos, sino también nutrientes saludables como vitaminas y minerales.

Cuando se pierden o desperdician alimentos, todos los recursos que se utilizaron para su producción (como el agua, la tierra, la energía, la mano de obra y el capital) se desaprovechan. Además, la eliminación de los alimentos y bebidas perdidos o desperdiciados en vertederos genera emisiones de gases de efecto invernadero, lo que contribuye al cambio climático.

La situación en España

Según las últimas cifras publicadas en el Informe del Desperdicio Alimentario en España 2021, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, cada ciudadano español tiró de media a la basura 28,21 kilos/litros de alimentos en el año 2021. Se trata del dato más bajo de los últimos cinco años. Sin embargo, la tasa de desperdicio en los hogares, según este documento, es similar a la del año anterior ya que se desecharon el 4,2% de alimentos comprados.

Una de las conclusiones que desprende este informe es que el descenso se debe al mejor aprovechamiento de los alimentos por parte de los consumidores a consecuencia del cambio en sus hábitos por las restricciones que se produjeron en 2020 debido a la pandemia de Covid-19. Asimismo, el mejor aprovechamiento de los alimentos se vincula también al encarecimiento debido al incremento de precios de las materias primas y de los costes de producción. En definitiva, lo ciudadanos están valorando mejor todo aquello que consumen. 

Hay una mayor concienciación por parte de la ciudadanía para disminuir el despilfarro. En 2021 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación puso en marcha la campaña ‘Aquí no se tira nada’, enmarcada en la estrategia de promoción de los alimentos de España que lleva por lema ‘El país más rico del mundo’.

¿Cómo evitar el desperdicio alimentario?

  • Planificar las comidas y preparar una lista de la compra con los productos necesarios.
  • No juzgar los alimentos por su apariencia.
  • Utilizar la fruta madura para preparar batidos, zumos y otros postres.
  • Almacenar y refrigerar los alimentos correctamente, los más antiguos en la parte delantera y los nuevos en la parte trasera.
  • Saber diferenciar entre las fechas de “consumo preferente” y “caducidad”.
  • Servir solo la porción que se va a consumir.
  • En restaurantes, pedir para llevar la comida que haya sobrado.
  • Adoptar una dieta más saludable y sostenible.

Es necesario adoptar medidas a escala mundial y local para aprovechar al máximo los alimentos que producimos, por eso, se requiere una transformación de los sistemas alimentarios para garantizar la seguridad alimentaria, la calidad nutricional y la salud pública de las generaciones actuales y futuras.