conservas de pescado

ANFACO-CECOPESCA es una organización singular del complejo mar-industria, con orígenes que se remontan a 1904. Su misión es la defensa activa de los intereses del sector marino alimentario ante administraciones, organizaciones multilaterales y otras entidades, así como el desarrollo de soluciones de alto valor en ámbitos como la I+D+i, calidad y seguridad alimentaria, asesoramiento especializado, formación, asistencia técnica o cooperación internacional. Está presidida por Iván Alonso-Jáudenes y, actualmente, agrupa a más de 250 empresas, que representan una facturación anual superior a los 14.000 millones de euros y más de 26.300 empleos en España.

En cuanto al Centro Tecnológico de ANFACO-CECOPESCA, está especializado en el ámbito del sector mar-alimentario y tiene su origen en 1949, con la creación del Departamento Técnico y de Investigación. “Fue una apuesta pionera por la ciencia y la innovación que ha evolucionado hasta convertirse en un instrumento único de competitividad y progreso para las empresas. Hoy, tras 30 años desde su constitución formal como centro tecnológico, sigue fomentando la unión y la fortaleza del sector”, destaca Alonso-Jáudenes.

En este periodo, como detalla, se ha llevado a cabo una intensa actividad de investigación e innovación “no solo para avanzar en áreas clave para el complejo mar-industria -como la calidad y la seguridad alimentaria, la sostenibilidad o la digitalización y la industria 4.0- sino también para desarrollar y poner a disposición de las empresas servicios tecnológicos diferenciales que anualmente se prestan a una media de 500 empresas de 24 países diferentes”.

Las conservas de pescado han mejorado en los últimos años, aunque persisten algunos mitos

Laboratorio referente europeo

Para prestar estos servicios, ANFACO-CECOPESCA dispone de un laboratorio analítico referente a nivel europeo, con una cartera de más de 400 ensayos y que genera una demanda de más de 130.000 análisis al año. Cuenta con el reconocimiento de la Entidad Nacional de Acreditación conforme a la norma UNE-EN ISO/IEC 17025:2017, con más de 180 ensayos acreditados.

Entre ellos destaca el análisis de toxinas paralizantes PSP, como único laboratorio privado de España que dispone de su acreditación, y primer LEBA (Listado de Ensayos Bajo Acreditación por ENAC) para identificación y detección de especies de pescados, cefalópodos, mejillones y carnes a través de técnicas genéticas.

“Contamos con un banco de tejidos único y apostamos por mantener la investigación en nuevas metodologías que ayudan a defender la seguridad alimentaria y la calidad. El conocimiento también se transfiere a través de servicios especializados y de consultoría, en innovación de productos, la optimización de procesos y la formación especializada”, añade.

Cada año se atienden cerca de 2.000 consultas técnico-legales, se elaboran un centenar de estudios científico-técnicos y se ejecutan más de 200 contratos, que incluyen servicios industriales y de implantación y auditoría de sistemas de gestión.

Volcados en la innovación

ANFACO-CECOPESCA también ha sido clave en la movilización del sector hacia el I+D+i: en 2024 se han ejecutado 70 proyectos de ámbito autonómico, nacional e internacional, siendo un 60% del total bajo contrato con empresas para desarrollar soluciones ad hoc.

“Solo en los últimos 10 años se han desarrollado más de 250 proyectos, que han movilizado más de 270 millones de euros, involucrando a más de 160 empresas y realizado un trabajo de más de 27 millones de euros. A nivel internacional, con 45 proyectos desarrollados en la última década, nos hemos posicionado en Europa con solidez, siendo actualmente referentes en proyectos internacionales de Transición Azul dentro de los Programa Marco de la UE”, recalca Alonso-Jáudenes.

Estos 30 años han ido de la mano “de una apuesta constante por el talento, la calidad y la inversión en equipamiento. Así, ANFACO-CECOPESCA cuenta actualmente con tres edificios con una superficie total construida de más de 10.000 metros cuadrados, y una inversión total que supera los 24 millones de euros”. 

En cuanto al futuro, se está apostando por la singularidad y la diferenciación “para continuar impulsando la competitividad y contribuir de manera significativa al progreso y desarrollo sostenible del sector. También por la generación de ecosistemas colaborativos y por la hibridación para posicionar al sector mar-alimentario en la vanguardia científica y tecnológica en ámbitos como la seguridad alimentaria y calidad, la fabricación inteligente, las tecnologías de inspección y control basadas en fotónica, la valorización de subproductos y biorrefinería, descarbonización, nuevas fuentes proteicas, productos y envases, nutrición personalizada o potenciación de la acuicultura, entre otros. Asimismo, se organizan acciones formativas que aseguren el relevo generacional y que permitan la adopción acelerada de los nuevos paradigmas tecnológicos por parte de las empresas”.

Persisten algunos mitos

Uno de los aspectos más relevantes es que la percepción de las conservas de pescado “ha mejorado en los últimos años, aunque persisten algunos mitos. Estas conservas mantienen sus propiedades nutricionales, como proteínas, omega-3, vitaminas y minerales. Y, en algunos casos, como el calcio en las sardinas, incluso aumentan con el proceso de conservación. Los consumidores valoran cada vez más sus beneficios para la salud cardiovascular, el colesterol y las articulaciones. Y su mayor aceptación en dietas saludables ha aumentado la demanda debido a su practicidad”.

Sin embargo, como reitera, algunos mitos persisten. Entre otros, la idea de que las conservas son menos frescas o procesadas, aunque los estudios demuestran que no se pierde valor nutricional durante su elaboración.  En su opinión, para mejorar la percepción es necesario educar a los consumidores sobre sus beneficios.

En cuanto a la seguridad alimentaria, considera que, en los próximos años, estará marcada por el cambio climático. “En este sentido, desde los centros de generación del conocimiento debemos anticiparnos a los posibles contaminantes emergentes que puedan surgir debido a los cambios en la temperatura global y la escasez de agua -como, por ejemplo, microalgas tóxicas productoras de biotoxinas marinas- y poner a disposición de las empresas métodos analíticos que las ayuden a verificar la idoneidad de las materias primas y alimentos desarrollados”.

También indica que es importante “evaluar bien la seguridad de los “novel food”, que son aquellos nuevos ingredientes o alimentos, que no se consumían de manera global antes de mayo de 1997, que es cuando entró en vigor el primer Reglamento sobre nuevos alimentos”.

La presencia de alérgenos, tanto en los nuevos alimentos como en los tradicionales, es otro aspecto importante, “ya que está aumentando el número de personas intolerantes o alérgicas, por lo que es fundamental el desarrollo y validación de métodos sensibles, precisos y rápidos”.

Educar en seguridad alimentaria

La educación en seguridad alimentaria es otro aspecto que destaca Alonso-Jáudenes. “Más allá de la industria, las cadenas de distribución y los consumidores en general deben estar familiarizados con prácticas de higiene y de manipulación de los alimentos, que les ayuden a evitar riesgos. En cualquier caso, es importante recordar que Europa posee uno de los mejores sistemas mundiales para controlar la seguridad de los alimentos que se comercializan dentro de los Estados miembros. 

A través de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se realiza un estricto control de todos los alimentos que circulan por la UE, se elaboran recomendaciones científicas sobre los riesgos para la salud relacionados con su consumo, y se proporciona una base científica sólida a la Comisión Europea, el Parlamento y los Estados para la toma de decisiones efectivas y oportunas sobre la gestión de riesgos. El objetivo es proteger a los consumidores y mantener su confianza en los productos alimenticios europeos o que entran en nuestras fronteras desde terceros países”, recuerda.

Otra línea de tendencia que considera de máximo interés es la inclusión de aditivos naturales y bioconservantes en el sistema alimentario como vía para mejorar la seguridad alimentaria, extender la vida útil y mantener la calidad de los productos, “si bien no está de más recordar la ausencia de conservantes en las conservas”.

Más economía circular

Uno de los retos estriba en impulsar aún más la sostenibilidad y la economía circular. En este sentido, Alonso-Jáudenes subraya que el sector transformador pesquero “ha sido, históricamente, un referente en la gestión eficiente de los recursos marinos. Hoy en día, aprovechamos prácticamente la totalidad de los subproductos generados durante el procesado de conservas, destinándolos a la producción de harinas y aceites de pescado, que luego se utilizan en la alimentación animal y la acuicultura. De esta manera, cerramos el ciclo productivo y económico, generando, a su vez, nuevos puestos de trabajo en una industria paralela a la transformación pesquera”.

No obstante, insiste que en el sector “no solo asumimos nuestra responsabilidad con la gestión sostenible de la industria alimentaria, sino que trabajamos activamente para transformar los desafíos que se nos presentan en nuevas oportunidades de mercado y, a su vez, en una ventaja competitiva para el sector”. Un ejemplo que cita es el impulso de la obtención de bioingredientes a partir de diversos subproductos, destinados a sectores como el nutracéutico, cosmético, farmacéutico e incluso los biomateriales o la automoción.

“Así, conectamos el complejo mar-industria con otros mercados de alto valor. Estas estrategias basadas en biorrefinería, que emplean procesos más limpios y sostenibles, posicionan los subproductos del sector transformador pesquero no como residuos, sino como el eje central para la producción de productos funcionales de alto valor añadido, como los ácidos grasos EPA y DHA o los hidrolizados proteicos, entre otros. Estos productos tienen un enorme potencial para sectores de gran interés, consolidando aún más el papel del sector pesquero en la economía circular y en la creación de nuevas oportunidades de negocio”, explica.

Hoy en día, aprovechamos prácticamente la totalidad de los subproductos generados durante el procesado de conservas

Una de las líneas más destacadas es la de transferencia e innovación. Para Alonso-Jáudenes, una de las claves del éxito en la transferencia de resultados “es que las empresas tienen acceso a los entornos piloto específicos de ANFACO-CECOPESCA. Estos espacios sirven como bancos de pruebas para la validación y testeo de tecnologías y productos, el desarrollo de prototipos, y facilitan la implementación, adaptación y optimización de procesos”.

Esto, según su criterio, no solo favorece la integración de innovaciones, “sino que también acelera su adopción en el sector, asegurando una transición eficaz de la investigación a la práctica industrial”.

Mejorar la alimentación con ‘ómicas’

Otra de las principales líneas estratégicas se centra en mejorar la alimentación de la sociedad, tanto ofreciendo pescados y mariscos de alta calidad de manera innovadora, como optimizando el conocimiento y las técnicas de nutrición personalizada. “En este contexto, las ciencias ‘ómicas’ y la biotecnología están transformando la comprensión del carácter saludable de los alimentos y su impacto en cada individuo. Estas disciplinas permiten desarrollar alimentos y nutracéuticos específicos, diseñados según las necesidades particulares de cada consumidor, empleando como base la genómica humana. A través de las ‘ómicas’, buscamos no solo adaptar y mejorar los productos, sino también demostrar los efectos beneficiosos que el consumo de productos pesqueros tiene sobre la salud”, detalla.

Por último, Alonso-Jáudenes destaca el papel clave que desempeñan los productos del mar “en una alimentación saludable, equilibrada y sostenible. En un momento en el que los consumidores se preocupan cada vez más por lo que comen, por el origen de los alimentos y por su impacto en la salud y en el planeta, es fundamental poner en valor la riqueza nutricional que ofrece el mar. El pescado y el marisco son fuentes naturales de proteínas de alto valor biológico, ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales esenciales. Incorporarlos con regularidad a la dieta contribuye a una mejor salud cardiovascular, al funcionamiento del sistema inmunitario y al bienestar general. Dentro de esta categoría, las conservas de pescado representan una forma inteligente, práctica y accesible de integrar el pescado en el día a día. Son productos seguros, listos para consumir, con una larga vida útil, y que conservan –o incluso potencian, en algunos casos– sus propiedades nutricionales. Pero a pesar de todos estos beneficios, aún persisten falsos mitos en torno a su consumo”, reitera.

Por eso, desde ANFACO-CECOPESCA se ha lanzado la campaña #AtúnSinMitos, con la que se quiere derribar esas barreras y promover un consumo más informado y consciente. “A través de esta iniciativa acercamos al consumidor datos contrastados sobre el valor nutricional del atún en conserva, la sostenibilidad de sus envases, su papel en dietas saludables y su adecuación a distintos estilos de vida. Queremos que la sociedad vuelva a mirar con confianza hacia un producto que forma parte de nuestra cultura gastronómica y que está a la altura de las exigencias del consumidor actual: saludable, sabroso, versátil y sostenible”, expone.

Y, como concluye, “en ANFACO-CECOPESCA seguiremos trabajando para que el conocimiento científico esté al servicio de la sociedad, para impulsar hábitos alimentarios más saludables, para apoyar a las empresas en su camino hacia la innovación y para recordar, con campañas como esta, que muchas veces las soluciones más eficaces para cuidarnos están ya en nuestra despensa”.

Iván Alonso-Jáudenes Curbera forma parte de la quinta generación al frente de Conservas Antonio Alonso S.A., empresa propietaria de la histórica marca Palacio de Oriente. Se incorporó a la compañía en 1999 y, tras liderar las áreas de Compras y Operaciones, asumió la Dirección General, cargo que ocupa en la actualidad. Cuenta con una amplia experiencia en el sector pesquero, en el que ha desarrollado toda su trayectoria profesional, tanto en España como en Estados Unidos y Reino Unido. En noviembre de 2020 fue elegido presidente de ANFACO-CECOPESCA, siendo reelegido en 2024.

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Javier Granda Revilla es periodista freelance especializado en salud con más de 25 años de experiencia. Colabora con El Confidencial, Demócrata, La Razón, El Médico Interactivo y Muy Interesante, entre otros medios. Es vicepresidente de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS), institución que agrupa a más de 600 comunicadores de salud, que le concedieron el Primer Premio a la Mejor Labor de Comunicación.

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