salud de las ciudades

¿Hasta qué punto afecta el código postal en el que vivimos en nuestra salud? ¿Cómo se estudian las desigualdades de salud en las ciudades? En la actualidad, más de la mitad de la población mundial vive en entornos urbanos. Y la tendencia, según datos de Naciones Unidas, es que la cifra alcance los dos tercios en 2050.

“Las características de los vecindarios contribuyen de manera importante a las inequidades en salud. Los residentes en ciudades, además, son especialmente vulnerables a las implicaciones negativas en la salud del cambio climático”, explica Manuel Franco, profesor de Salud Pública y Epidemiología en las universidades de Alcalá, (España) y Johns Hopkins en Baltimore, (EEUU).

La investigación en salud urbana es una disciplina reciente que, como detalla, comenzó a analizarse hace unos 40 años “frente a otras disciplinas, como el cáncer, la enfermedad cardiovascular o la anatomía patológica, que llevamos estudiando 200 años. Cada vez somos más investigadores centrados en este campo y cada vez estamos desarrollando mejores instrumentos de medida, aunque queda camino por recorrer: sabemos muy bien cómo medir la hipertensión, pero no sabemos cómo medir las ciudades en términos de salubridad. Y, como tenemos mucho desconocimiento, nos cuesta más actuar”.

Cada vez más urbanos

Desde su punto de vista, el estudio de la salud urbana “pasa por el entendimiento de lo que es la urbanización: los procesos de este tipo cada vez son mayores y, por desgracia, hablamos de la España vaciada o de la España rural porque la realidad es que el 80% de los españoles vivimos en un entorno urbano, un porcentaje que aumenta en Europa y es aún mayor en Latinoamérica. Y las ciudades son cada vez más desiguales por cómo las estamos organizando, por cómo las construimos y por el proceso de urbanización: por el precio de la vivienda sabemos muy bien cómo vive la gente. Y la salud también se reparte de manera desigual”.

Este abordaje puede extrapolarse, por ejemplo, a la obesidad infantil. “En función de los barrios, se ve la prevalencia: en las zonas ricas, no hay niños obesos o con sobrepeso y en una zona desfavorecida son más de la mitad. La media puede decir que, en una ciudad, el 30% de los niños tiene sobrepeso y el 10% obesidad. Pero esta media no vale para nada, no es informativa, porque depende del barrio. De nuevo, la desigualdad es clave”, reitera.

“Las ciudades son cada vez más desiguales por cómo las estamos organizando, por cómo las construimos y por el proceso de urbanización”

Usar más datos de Atención Primaria

La recolección y análisis de los datos, por tanto, se convierte un reto crucial en esta disciplina, para lograr crear evidencia científica de calidad sobre la distribución de la enfermedad. Por estos motivos, propone usar “mucho más” la capacidad de análisis y la disponibilidad de los datos de Atención Primaria “para crear mapas y fotografías de lo que está sucediendo en términos de salud en nuestras poblaciones”.

Y, como recalca, “no es tanto un problema de disponibilidad de datos sino del análisis: no contamos con profesionales bien formados -y, sobre todo, pagados- para hacer investigación usando los registros que tenemos y aprovechar, con minería de datos, los datos relevantes para la sociedad.

 La Epidemiología, por desgracia, está muy infravalorada y muy infrafinanciada. Avanzó más en pandemia, pero fue algo puntual. Tenemos, por ejemplo, los datos de consumo de alcohol en la ciudad de Madrid, pero nos faltan medios para hacerlo en toda la comunidad de Madrid o en otras regiones. Y no es tan difícil saber lo que pasa en todo el país, si está bien financiado. Y sería muy beneficioso para todos, pero nos falta visión para hacerlo”.

“Cada vez más conocimiento en alimentación, actividad física y contaminación”

Dinamarca como modelo

¿Qué otros países pueden servir de modelo para impulsar estrategias beneficiosas para la salud de la ciudadanía? Franco, que está centrado ahora en obesidad infantil, lamenta que en España un 40% de los niños tengan obesidad o sobrepeso “cuando en Dinamarca tienen la mitad. La diferencia es tremenda, algo mal estamos haciendo. O muchas cosas muy mal, porque este tipo de enfermedades no tienen una única causa. Poniendo el caso de Dinamarca, tienen la mejor Epidemiología de Europa, son los que mejor información en Salud Pública tienen y son el primer país de Europa que ha decidido tener una estrategia alimentaria con una dieta saludable y sostenible basada en alimentación vegetal. Y los colegios daneses tienen menús bien diseñados y gratuitos e instalaciones deportivas para que todos los niños y adolescentes hagan deporte extraescolar. Todo esto se resume en una obesidad que es la mitad que la nuestra”.   

Los retos son innumerables. Pero Franco destaca uno entre todos: la no existencia de una Agencia Española de Salud Pública. “Los políticos de todos los colores deberían saber que cerrar un país durante semanas en pandemia -o tener un 40% de niños obesos- cuesta mucho más dinero que crear una agencia de este tipo. A largo plazo, es un desastre para la sociedad. Pero queremos seguir pensando con que basta por apostar la dieta mediterránea y, como comenta un compañero, esta dieta la van a acabar consumiendo los niños suecos, mientras aquí comemos pizzas a domicilio”, deplora.

Franco lleva 20 años investigando estos aspectos y destaca que hay cada vez más conocimiento en alimentación, actividad física y contaminación. “Pero, por ejemplo, sabemos poco sobre consumo de alcohol. Y, por eso, junto a mi equipo hemos desarrollado recientemente una nueva herramienta de medida: sirve para determinar cómo una plaza o un barrio está inundado o no de alcohol. El motivo tiene una parte cultural, social y económico porque, en muchos países, el consumo de alcohol es tanto parte de la manera de socializarnos como parte de la cultura y, además, es un negocio. El hecho de no beber es complicado, porque muchas de nuestras celebraciones, en muchas culturas, pasan por sentarnos en una mesa y comer y consumir alcohol”, recalca.

Manuel Franco es profesor e investigador en Epidemiología y Salud Pública en las universidades de Alcalá, (España) y Johns Hopkins en Baltimore, (EE UU). Sus proyectos de investigación se centran en la promoción de la Salud Urbana, la Epidemiología Social y el estudio de las desigualdades. En 2013 recibió la primera Starting Grant del European Research Council en el área de la Salud Urbana. Con el proyecto Heart Healthy Foods Barrios Cardiosaludables (www.hhhproject.es), ha logrado avances científicos en ámbitos como la alimentación, la actividad física, el tabaquismo o el consumo de alcohol.

Manuel-Franco

Javier Granda Revilla es periodista freelance especializado en salud con 25 años de experiencia. Colabora con El Mundo, Diario Médico, La Razón, Muy Interesante y Forbes, entre otros medios. Es vicepresidente de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS), institución que agrupa a más de 600 comunicadores de salud, que le concedieron el Primer Premio a la Mejor Labor de Comunicación. Es también miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica y de Comunica Biotec. En 2021 fue premiado por la Sociedad Española de Hematología y Hemostasia por un reportaje publicado en Diario Médico.  

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