estilos de vida saludables

El desarrollo de la innovación tecnológica ha sido clave para promover y facilitar la adopción de estilos de vida saludables en la sociedad contemporánea. En un mundo donde las enfermedades crónicas no transmisibles, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares están en aumento, la tecnología ha demostrado ser una herramienta valiosa para prevenir y gestionar estos problemas de salud.

La aparición de aplicaciones móviles, dispositivos portátiles como relojes inteligentes y plataformas en línea, ha permitido un acceso más fácil a información personalizada sobre actividad física, nutrición y bienestar emocional. Estas tecnologías ofrecen a los usuarios la capacidad de monitorizar su salud en tiempo real, fijar metas, y recibir recomendaciones basadas en sus hábitos diarios. Además, la telemedicina ha abierto la puerta a la asistencia médica a distancia, lo que permite un seguimiento más cercano y continuo de los pacientes, incluso desde sus hogares. Por otro lado, el uso de algoritmos de inteligencia artificial y big data ha facilitado la creación de programas personalizados que se adaptan a las necesidades individuales, aumentando la motivación para adoptar cambios sostenibles.

La importancia del diseño centrado en el usuario final

Sin embargo, las herramientas de salud electrónica suelen comercializarse sin revisión previa y sin proporcionar ningún contexto a los usuarios finales, lo que a menudo conduce a una baja adherencia a su uso y disminuye la eficacia de estas estrategias terapéuticas.

Detrás de estos problemas parece que está la distancia que existe entre los profesionales sanitarios, los ingenieros, los usuarios finales y el personal investigador. Esta situación ha sido descrita por nuestro grupo a través de un marco conceptual que llamamos el Gran GApp. La falta de interacción entre estos actores genera este «Great GApp», una desconexión que afecta a la aceptación y adherencia de las innovaciones tecnológicas. Aunque inicialmente fue descrito para el desarrollo de aplicaciones móviles, puede ser extrapolable a cualquier proceso de innovación tecnológica, dado que habitualmente estos cuatros grupos de actores están igualmente presentes:

  • Usuarios finales: los usuarios priorizan la facilidad de uso y la funcionalidad sobre la evidencia científica que hay detrás de la innovación. Si la aplicación es complicada o requiere mucho tiempo para introducir datos, es probable que la abandonen.
  • Proveedores de atención sanitaria: a menudo, los profesionales intentan trasladar tratamientos tradicionales a las plataformas digitales sin el apoyo adecuado de las empresas tecnológicas, lo que puede llevar a una implementación ineficaz. Además, pueden no considerar cómo las aplicaciones se integran en la vida diaria de los pacientes. Además, en muchos casos, son iniciativas personales que no son apoyadas por las instituciones donde desarrollan su labor asistencial.
  • Empresas tecnológicas: Las aplicaciones desarrolladas por compañías tecnológicas tienden a centrarse en la experiencia del usuario, pero a menudo carecen de base científica o de validación por parte de los profesionales de la salud, lo que puede generar desconfianza, especialmente de la entidades públicas que podrían incorporarlas a las rutinas de trabajo (por ejemplo, ser recomendadas en la consulta, organizar talleres para explicar el uso de determinadas tecnologías, etc.). Sin embargo, son las más atractivas y mejor valoradas por los usuarios.
  • La academia: Los investigadores académicos suelen evaluar aplicaciones ya desarrolladas y publicadas, buscando la rigurosidad científica en su diseño y funcionalidad, así como un rendimiento en sus carreras académicas. Sin embargo, en muchos casos, la investigación no conduce a la creación de nuevas aplicaciones ni se traduce en mejoras prácticas, lo que contribuye a la desconexión entre ciencia y tecnología aplicada.
  • Marco legislativo y regulador: Aunque el modelo no los incluye como actores activos del proceso de diseño y desarrollo, resulta evidente que las regulaciones locales pueden representar una barrera para la implementación y distribución de medidas innovadoras en salud, ya que los procesos tradicionales de evaluación médica no siempre son adecuados para las aplicaciones que se actualizan con frecuencia (6).

¿Qué hacer entonces para desarrollar innovaciones tecnológicas que mejoren los estilos de vida de la población?¿Cómo salvar este GApp entre todos los elementos implicados en su diseño y desarrollo?

La respuesta se encuentra en una metodología de trabajo que ha sido incorporada con éxito al diseño de tecnología en el sector privado y que parece que, cada vez con más éxito, se está aplicando en el ámbito de la Salud Comunitaria y de la investigación clínica: El diseño centrado en el usuario (también denominado diseño centrado en el humano).

El diseño centrado en el usuario es una metodología que coloca al usuario en el centro del proceso de desarrollo de una solución tecnológica, garantizando que ésta se ajuste a sus necesidades, expectativas y características específicas. 

En el caso de aplicaciones de salud, esta metodología es particularmente valiosa, ya que permite involucrar tanto a los pacientes como a los profesionales de la salud en el proceso de diseño, aumentando así la probabilidad de éxito en la adopción y adherencia. Este enfoque ayuda a superar el Gran GApp, que surge cuando los desarrolladores, los profesionales de la salud y los usuarios finales no están alineados en cuanto a las expectativas y funcionalidades de las soluciones tecnológicas​.

El diseño centrado en el usuario final es útil para salvar el Gran GApp porque considera la diversidad de los actores involucrados, como los pacientes, los profesionales de la salud y las empresas tecnológicas. Involucrar a todos estos actores desde las primeras fases del desarrollo garantiza que se aborden las barreras de adopción, como la usabilidad y la funcionalidad percibida, lo que mejora la aceptación y el uso de la tecnología. Además, facilita la integración de la aplicación en la vida diaria de los usuarios, lo que aumenta las posibilidades de que la solución tecnológica tenga un impacto positivo en los resultados de salud.

Nuestro equipo propuso un modelo basado en cuatro pasos generales que aseguran que el proceso de diseño sea iterativo y colaborativo (7):

  1. Composición, preparación y organización de los contenidos: En esta fase, se reúnen grupos de discusión formados por usuarios finales, profesionales de la salud y desarrolladores tecnológicos para identificar las necesidades y barreras que enfrentan los usuarios. Se exploran experiencias previas con tecnologías similares y se discuten posibles contenidos y características de la innovación.​
  2. Pruebas de estructura y usabilidad: En esta etapa, se presenta un prototipo inicial o un producto mínimo viable a los usuarios. Se realizan pruebas de usabilidad y navegación, evaluando aspectos como la facilidad de uso, la gestión de la información y la adaptación a las necesidades del usuario​.
  3. Evaluación del ajuste de la aplicación a las necesidades del usuario final: Una vez que los usuarios han tenido tiempo suficiente para interactuar con la innovación tecnológica, se reúnen nuevamente en grupos de discusión para evaluar si la aplicación satisface sus expectativas. En esta fase, se abordan la ergonomía, la calidad percibida y la aceptabilidad de la aplicación​.
  4. Últimas pruebas y mejora continua: En la fase final, los usuarios prueban la versión mejorada de la tecnología desarrollada y proporcionan retroalimentación final. Se identifican posibles mejoras y se evalúan aspectos relacionados con la personalización, la privacidad y la seguridad (7)​.

Este modelo de diseño centrado en el usuario, implementado por nuestro equipo para el desarrollo de aplicaciones de salud, es fácilmente replicable para la creación de cualquier tipo de innovación tecnológica, ya sea software o hardware. Gracias a su enfoque en la experiencia del usuario, esta metodología puede aplicarse a una amplia variedad de proyectos tecnológicos, asegurando que las soluciones desarrolladas sean efectivas, intuitivas y satisfactorias para los usuarios finales.

Cambiar los estilos de vida y adoptar nuevos hábitos saludables es un proceso complejo que implica superar barreras personales, culturales y sociales profundamente arraigadas. Estos cambios suelen ser difíciles de mantener a largo plazo, ya que requieren una motivación constante, un ambiente favorable y herramientas que faciliten el proceso. En este contexto, las innovaciones tecnológicas deben adaptarse a las necesidades, gustos y preferencias de los usuarios finales, ya que su éxito radica en proporcionar una ayuda real durante el proceso de modificación de hábitos. Por estos motivos, deben ser intuitivas, accesibles y personalizables, acompañando al usuario de manera natural y sin imponer cargas adicionales.

Debemos recordar que es la tecnología la que debe adaptarse al usuario, y no al revés. Durante mucho tiempo, el desarrollo de herramientas tecnológicas para la modificación de los estilos de vida se basó en que el usuario se ajustara a la tecnología (porque debía hacerlo para recuperar la salud, porque era el principal beneficiado, etc.), generando a menudo frustración y abandono. Sin embargo, en los últimos años hemos pivotado hacia un paradigma donde las soluciones se diseñan centradas en sus necesidades. Este enfoque ha demostrado ser más efectivo, ya que facilita el proceso de cambio al integrar la tecnología de manera más orgánica en la vida diaria de las personas (6,7).

Referencias

  1. Akinosun A, Polson R, Diaz – Skeete Y, De Kock J, Carragher L, Leslie S, Grindle M, Gorely T. Digital Technology Interventions for Risk Factor Modification in Patients With Cardiovascular Disease: Systematic Review and Meta-analysis. JMIR Mhealth Uhealth 2021;9(3):e21061. doi: 10.2196/21061
  2. Hamid S, Faith F, Jaafar Z, Abdul Ghani N, Yusop FD. Emerging Technology for Healthy Lifestyle of the Middle-Age and Elderly: A Scoping Review. Iran J Public Health. 2023 Feb;52(2):230-242. doi: 10.18502/ijph.v52i2.11877
  3. Naranjo-Rojas A, Perula-de Torres LÁ, Cruz-Mosquera FE, Molina-Recio G. Usability of a mobile application for the clinical follow-up of patients with chronic obstructive pulmonary disease and home oxygen therapy. Int J Med Inform. 2023 Jul;175:105089. doi: 10.1016/j.ijmedinf.2023.105089. Epub 2023 May 5. PMID: 37172506.
  4. Wang Y, Min J, Khuri J, Xue H, Xie B, A Kaminsky L, et al. Effectiveness of mobile health interventions on diabetes and obesity treatment and management: Systematic review of systematic reviews. JMIR Mhealth Uhealth. 2020;8(4) . doi:10.2196/15400.
  5. Naranjo-Rojas A, Perula-de Torres LÁ, Cruz-Mosquera FE, Molina-Recio G. Usability of a mobile application for the clinical follow-up of patients with chronic obstructive pulmonary disease and home oxygen therapy. Int J Med Inform. 2023 Jul;175:105089. doi: 10.1016/j.ijmedinf.2023.105089.
  6. Molina-Recio G, Molina-Luque R, Romero-Saldaña M. The importance of knowing and listening to all those involved in the design and use of nutrition mobile apps. Getting to know the Great GApp. Nutr Hosp. 2021 Jun 10;38(3):555-562. doi: 10.20960/nh.03385.
  7. Molina-Recio G, Molina-Luque R, Jiménez-García AM, Ventura-Puertos PE, Hernández-Reyes A, Romero-Saldaña M. Proposal for the User-Centered Design Approach for Health Apps Based on Successful Experiences: Integrative Review. JMIR Mhealth Uhealth. 2020 Apr 22;8(4):e14376. doi: 10.2196/14376.

 

Guillermo Molina-Recio es enfermero, Máster en Ciencias de la Enfermería y Doctor en Biomedicina por la Universidad de Córdoba.

En la actualidad, es profesor titular del Departamento de Enfermería, Farmacología y Fisioterapia y director del Máster Oficial en Nutrición Humana de la Universidad de Córdoba.

En relación con la actividad científica, es el investigador responsable del grupo “Estilos de Vida, Innovación y Salud” del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC). Además, presenta un elevado número de publicaciones en revistas científicas y capítulos de libro, participaciones en reuniones científicas, varios premios de investigación, y dirección y participación en proyectos de investigación financiados en convocatorias públicas.

Por último, y en relación a actividades de innovación y transferencia, ha obtenido una patente en el año 2001 y tres registros de Apps de Salud en 2016 (NIM-MetS), 2017 (Numo-Rec) y 2019 (NUMO).

Guillermo Molina-Recio