En las últimas décadas estamos asistiendo a un aumento progresivo en la prevalencia de problemas de salud crónicos, que se han convertido en la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo. Además, su evolución lenta y progresiva, implica una necesidad de cuidados, algunos muy especializados a largo plazo; esto, supone un desafío para la sostenibilidad del Sistema Sanitario por el gran impacto socioeconómico que ocasionan.
Sabemos que el estilo de vida de una persona influye, en gran medida, en la aparición de patologías crónicas e, igualmente, contribuye a su mantenimiento a lo largo del tiempo. Por ello, en la prevención y manejo de estas enfermedades resulta fundamental que la persona afectada se implique activamente en la adopción de hábitos de vida saludables. Para que esto sea una realidad, las personas afectadas deben de estar suficientemente formadas e informadas, dos aspectos que configuran la base y el soporte para fomentar el autocuidado.
Las enfermeras y enfermeros adquieren un papel fundamental como educadores ya que su eje central de acción es el cuidado de la salud de las personas
Esta visión muestra un cambio de enfoque en la atención sanitaria, que tradicionalmente se ha basado en un sistema paternalista en el que el sujeto adoptaba un rol pasivo, situándose como receptor de información. Este modelo, ha mostrado ser insuficiente en el manejo de enfermedades crónicas, en las cuales es necesario el desarrollo de una corresponsabilidad y la participación activa de la persona para el control efectivo de su salud. Así, actualmente las intervenciones están dirigidas a involucrar a las personas en la toma de decisiones relativas a su salud y capacitarlas para establecer objetivos terapéuticos apoyados por los profesionales y con habilidades para el autocuidado, con una dependencia cada vez menor de las instituciones.
Esta evolución en el modelo de atención sanitaria se ha acompañado por un cambio en la forma de trabajar de los profesionales, que centran sus intervenciones en la promoción del autocuidado. Atendiendo a esto, las enfermeras y enfermeros adquieren un papel fundamental como educadores/as, ya que su eje central de acción es el cuidado de la salud de las personas. Estos cuidados se aplican desde distintos ámbitos: los hospitales, los centros de salud, las escuelas, las administraciones públicas, las misiones internacionales de cooperación etc.
Atendiendo a esto, las enfermeras somos co-protagonistas en la mejora de la calidad de vida de las personas, ya que poseemos la responsabilidad de coordinar y prestar cuidados dirigidos a capacitar a pacientes para el autocuidado, fomentando el compromiso con su salud. En este sentido, las enfermeras lideramos el desarrollo de programas de educación para la salud, una competencia propia y que está orientada a mejorar el bienestar de las personas atendidas. Para ello, como profesionales partimos de las vivencias, conocimientos y motivaciones de la persona, tomándolas como base para promover su autocuidado y la toma de decisiones en salud, buscando un bienestar integral en su vida cotidiana.
Además, en la sociedad actual no podemos ignorar los múltiples factores externos que condicionan la salud de las personas. Es evidente que vivimos en un mundo conectado y globalizado, y que la salud animal, medioambiental y vegetal tiene una estrecha relación con la salud humana. Un ejemplo muy claro fue la encefalopatía espongiforme bovina, que se transmitió a los seres humanos a través del consumo de partes de animales infectados. De esta misma manera, los actos humanos tienen una repercusión en el medioambiente y en la salud animal y vegetal.
En consecuencia, resulta necesario adoptar un enfoque holístico de la salud, que permita hacer frente a los desafíos sanitarios a los que se enfrenta la sociedad en el siglo XXI, es decir, adoptar una perspectiva One Health (una sola salud).
En este sentido, desde la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUDEN), trabajamos desde 1989 para el crecimiento de la enfermera, como educadora y como protagonista en propuestas para la acción, incorporando en ellas los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) desde el enfoque de derechos humanos y la perspectiva de género, que se articulan en torno a cuatro ejes principales: la cooperación, la formación, la investigación y la divulgación.
En relación con la cooperación, Fuden ha sido reconocida desde el 2014 como organización no gubernamental para el desarrollo (ONGD) por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Esta calificación que reconoce la solvencia, trasparencia, experiencia, trayectoria y capacidad con respecto al trabajo que realiza desde el área de Cooperación Enfermera.
Por otra parte, con respecto a la formación, desde Fuden se desarrollan proyectos de educación formal en formato postgrados universitarios, y educación no formal en formato NOOC y MOOC (Massive Online Open Course). Estas formaciones versan sobre distintos ámbitos de la salud y las competencias enfermeras, con el objetivo de fortalecer sus capacidades y adquirir la experiencia y los conocimientos necesarios para poder actuar con el mayor rigor científico ante las distintas situaciones que puedan presentarse durante la práctica profesional diaria. Garantizar una fuerza laboral enfermera clínicamente competente y socialmente comprometida, es el objetivo general que persigue Fuden a través de su área de formación.
Desde FUDEN trabajamos el crecimiento de la enfermera como educadora y protagonista en propuestas para la acción, incorporando en ellas los Objetivos de Desarrollo Sostenible
En cuanto a la investigación y la divulgación, desde 2020 Fuden está acreditada como Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+I), lo que reconoce a la Fundación como un agente de difusión y divulgación de la ciencia enfermera. Así, uno de los objetivos principales de Fuden es facilitar a los profesionales de la salud el acceso a la ciencia, considerando que los efectos de las actividades desarrolladas en esta línea contribuirán, desde la perspectiva de los profesionales, a generar práctica basada en la evidencia y mejorar la calidad de la asistencia, a través del fomento de la transferencia de conocimientos.
Así, desde esta institución somos conscientes del importante papel que tiene la enfermera en el acompañamiento de la persona en todas las etapas de la vida; es nuestra razón de ser, pues a través de los cuidados proporcionamos apoyo a las personas, a la familia y a la comunidad. De esta manera, ponemos el foco en la enfermera como un agente transformador de la sociedad a través del desarrollo de distintas actividades, entre las que destacan los programas de educación para la salud, educación para la ciudadanía y el fomento de la adquisición de hábitos saludables.
Cristina Miguel Atanes es enfermera y directora del departamento de investigación de la Fundación para el desarrollo de la enfermería (Fuden) desde 2022. Secretaria de la Asociación de Enfermeras en Nutrición y Dietética (AdENyD). Es miembro del Grupo de Investigación en Trastornos del Comportamiento Alimentario y de la Obesidad Infantil (ANOBAS) y actualmente está desarrollando una tesis doctoral centrada en el uso de las habilidades de la Entrevista Motivacional por las enfermeras de atención primaria.