corazón

En España, las enfermedades del sistema circulatorio se llevaron por delante la vida de más de 114.000 personas en 2023. Es el último dato que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE) que calcula que estas patologías son responsables del 26,5% del total de defunciones en nuestro país. Con motivo del Día Mundial del Corazón -que se celebra cada 29 de septiembre- la Fundación Española del Corazón (FEC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) han abogado por una estrategia europea de salud cardiovascular que priorice la prevención. Lo han hecho durante unas jornadas celebradas en la Oficina del Parlamento Europeo en España. En Europa se estima que más de 1,7 millones de fallecimientos es debido a estas enfermedades.

Según la Fundación Española del Corazón, el 80% de las muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse. Durante las jornadas “Por el corazón de Europa”, el Dr. Andrés Íñiguez, presidente de la FEC, ha subrayado la necesidad de un cambio de paradigma: “Frente al modelo clásico centrado en el abordaje y tratamiento de la enfermedad, deben priorizarse nuevas estrategias basadas en la prevención, mediante la educación y la promoción de la salud a través de estilos de vida saludables desde la infancia”.

Tal y como recoge la entidad en su comunicado, “precisamente ese es uno de los puntos fuertes de la Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud (ESCAV). España es el único país que cuenta con una estrategia de este tipo, cuyo fin es mejorar el nivel de salud cardiovascular de la población mediante un abordaje integral. Se trata de un plan muy ambicioso y pionero, no solo en Europa sino en todo el mundo, y es necesario avanzar en su implementación”.

Durante su participación en las jornadas, la eurodiputada Susana Solís, ha explicado que se trata de un reto fundamental para mejorar la calidad de vida en Europa y reducir las desigualdades entre países. Es crucial implementar planes que aborden el impacto de las enfermedades cardiovasculares. La prevención es clave, y esto pasa por concienciar sobre los riesgos y fomentar los cribados en atención primaria.

Las enfermedades cardiovasculares suponen uno de los principales retos de salud a nivel global, siendo la primera causa de muerte en el mundo (con casi 18 millones de fallecimientos al año), tal y como recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas enfermedades agrupan una serie de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos, como la cardiopatía coronaria, los accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías reumáticas. Más de cuatro de cada cinco defunciones por enfermedades cardiovasculares se deben a cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, y una tercera parte de ellas son prematuras (es decir, de personas menores de 70 años).

Según la OMS, “se ha demostrado que abandonar el consumo de tabaco, reducir la ingesta de sal y aumentar la de frutas y hortalizas, realizar actividad física con regularidad y no tomar bebidas alcohólicas con consecuencias nocivas reducen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Las políticas de salud orientadas a crear entornos propicios para que ofrecer opciones saludables a las personas que sean asequibles, así como la mejora de la calidad del aire y la reducción de la contaminación, son fundamentales para ayudar a adoptar y mantener comportamientos saludables”.