En este Día Mundial de la Salud se incide en la idea de que el derecho a la salud es un derecho humano básico. Todas las personas deben tener acceso a los servicios de salud que necesiten, cuando y donde los necesiten, sin pasar apuros económicos por ello.
Sin embargo, el 30% de la población mundial no puede acceder a servicios de salud esenciales. Esto supone que casi 2.000 millones de personas se enfrentan a gastos sanitarios catastróficos o empobrecedores, existiendo importantes desigualdades que afectan a quienes se encuentran en los entornos más vulnerables.
Para que la salud para todos sea una realidad, la OMS aboga porque personas y comunidades tengan acceso a servicios de salud de alta calidad para que puedan cuidar de su propia salud y de la de sus familias. Además, son precisos trabajadores de la salud cualificados que presten una atención de calidad centrada en las personas. Por último, se necesitan responsables de la elaboración de políticas que estén comprometidos con la inversión en la cobertura sanitaria universal.
Casi 2.000 millones de personas se enfrentan a gastos sanitarios catastróficos o empobrecedores
La evidencia demuestra que los sistemas de salud impulsados por un enfoque de atención primaria de salud son la forma más eficaz y costo-efectiva de acercar los servicios de salud y bienestar a las personas.
Numerosos obstáculos
Entre los principales obstáculos para lograr una salud para todos, la OMS cita la COVID-19 (y otras emergencias de salud), las crisis humanitarias y climáticas superpuestas, las limitaciones económicas y la guerra. Por eso, insta a los líderes políticos a que tomen medidas para cumplir sus compromisos en materia de cobertura sanitaria universal y de que la sociedad civil les exija que rindan cuentas.
Entre otras recomendaciones, el organismo aconseja invertir en sistemas de salud sólidos con cobertura sanitaria universal y listos frente a posibles emergencia y aumentar la financiación pública para la salud. Como se recalca, reducir los gastos directos en salud salva vidas al tiempo que promueve los Objetivos de Desarrollo Sostenible más allá del ámbito de la salud.
Otro aspecto a tener en cuenta es que, entre 2023 y 2030, se prevé un déficit de 10 millones de trabajadores de la salud en todo el mundo. Por este motivo, se recalca que es necesario invertir en educación y creación de empleo para el sector de la salud.
El papel del ciudadano es clave, por eso se anima a implicar y empoderar a las personas, las familias y las comunidades para aumentar la participación social y mejorar el autocuidado de la salud. El objetivo es que las personas estén en el centro de las decisiones y los resultados de salud al garantizar su participación informada y activa.
Líneas prometedoras
La doctora Soumya Swaminathan, responsable científica de la OMS, señala que la genómica y las nuevas técnica de edición genética pueden ayudar a lograr el objetivo de garantizar salud para todos.
“Estamos entendiendo mejor el rol de las tecnologías genómicas en la prevención y también en el tratamiento de enfermedades y en la vigilancia de patógenos: nos ayuda a monitorizar los microorganismos de nuestro entorno y estar al tanto de los que pueden causar enfermedades en el futuro. También disponemos de tecnologías como la edición génica y el CRISPR Cas9 que facilitarán mucho el tratamiento de enfermedades genéticas, como la anemia falciforme. Y las tecnologías digitales se expandirán, con más gente teniendo acceso a estas herramientas, incluyendo a los trabajadores sanitarios. Esto permitirá que la información más novedosa llegue a la gente y así podrán cuidar más su salud” ha declarado la doctora Swaminathan al programa Science in 5 de la OMS.
Otros ámbitos que considera muy prometedores son los algoritmos de inteligencia artificial “que ayudarán a los médicos y a otros profesionales sanitarios a hacer diagnósticos. Y, por otro lado, contaremos con más vacunas, incluso en enfermedades no transmisibles como el cáncer”.
Retos en equidad y ética
En cuanto a los retos, considera que estarán en los campos de la equidad y la ética. “Equidad, porque hemos visto recientemente que algunas nuevas tecnologías tardan mucho en llegar a los países de ingresos más bajos. El mundo debe mejorar para proporcionar acceso equitativo a los productos sanitarios, que son esenciales para salvar vidas. El área de la ética y el uso de nuevas tecnologías científicas, que es a menudo una espada de doble filo, se hará cada vez más importante. Espero que los debates en numerosos países y la puesta en marcha de comités nacionales de bioética ayude a resolverlo, porque ciencia va a ofrecer un montón de posibilidades y nuevas herramientas que deben ser usadas de manera juiciosa”, propone.
Por último, cree que debe abordarse el área de mala información y bulos y falta de confianza en la ciencia. “La mejor manera de lograrlo es apostar por la alfabetización científica, empezando en los colegios”, concluye la experta.
Javier Granda Revilla es periodista freelance especializado en salud con más de 20 años de experiencia. Colabora con El Mundo, Diario Médico, La Razón, Muy Interesante y Forbes, entre otros medios. Es vocal de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS), institución que agrupa a más de 600 comunicadores de salud, que le concedieron el Primer Premio a la Mejor Labor de Comunicación. En 2021 fue premiado por la Sociedad Española de Hematología y Hemostasia por un reportaje publicado en Diario Médico.